Siguiendo el lema de la 15ª Bienal de Venecia “Reporting from the front” (Noticias desde el frente), y a raíz de la intervención de su director Alejandro Aravena para formar parte de la exposición central, la propuesta del estudio de arquitectura toni gironés se centra en la batalla del clima.
Después de un intenso trabajo, que ha ocupado parte de los últimos diez meses, el proceso de proyecto y obra del Museo del Clima en Lleida (2008-2016), es el que se traslada a uno de los módulos de la nave del Arsenale veneciano.
El pabellón propuesto registra, a partir del movimiento de unas finas láminas del tradicional plástico de polietileno (utilizado por los pintores en las obras), los cambios micro climáticos que suceden en su interior (presión, temperatura, corrientes de aire), y sobre todo es sensible al flujo del tráfico de las personas que, como esencia de la Bienal, la visitan durante seis meses.
La etérea presencia del volumen laminado de polietileno de 6 x 6 x 3,5 metros, propone un cambio de escalera al visitante con relación a la nave central. De esta forma, en el interior de los 36 m2 de pabellón ya su altura final de 2,5 metros, se establece una condición de lugar analógica a la que sucede bajo la gran pérgola vegetal del Museo del Clima, donde sus 900 m2 exteriores funcionan como verdadero espacio de acogida dentro de los 30.000 m2 totales.
Al igual que la característica niebla condiciona el comportamiento de las personas en el clima continental de Lleida, la cálida nube de polietileno iluminada cenitalmente por leds, propone una pausa en su diario transitar por la Bienal.
Catorce paneles de otros proyectos del estudio de arquitectura toni gironés, introducen la “batalla” del clima como tema de fondo común a todos ellos. En la pared frontal, un gran mural de 15 m2 transmite gráficamente y a diferentes escalas de percepción según nos aproximamos, las reflexiones que propone el proyecto de Lleida, sugiriendo paradójicamente, que en definitiva el Museo del Clima es el Planeta Tierra.