ubicación: Sant Celoni (Barcelona)
año: 2011
promotor: Ayuntamiento de Sant Celoni
superficie: 4.600 m2 construidos edificio – 10.000m2 total museo del bosque
La propuesta del futuro museo del bosque en St. Celoni pasa por la lectura y entendimiento de la tensión entre la conectividad (que en términos naturales procura biodiversidad) y las discontinuidades que produce el actual proceso de crecimiento permanente.
El ciclo natural y continuo propio de la Biosfera, donde los cuatro elementos (aire, agua, tierra y fuego) forman un ciclo abierto, donde los diferentes estados de la materia intentan convivir con un importante cambio de la estructura funcional de la superficie de la tierra.
En términos ecológicos en Ramón Margalef nos recuerda “… La topología del paisaje ha sido invertida, al tiempo que el dominio de la energía por parte de la humanidad ha aumentado. Esta inversión de la topología ha fragmentado el que era un retículo continuado, y los espacios humanizados se han extendido hasta hacerse mayormente coalescentes…”
Concretamente y en el caso de St. Celoni hablamos de un asentamiento en el valle mediano del Tordera, situado en medio de dos sistemas forestales, el macizo del Montseny en el norte y lo Montnegre-Corredor en el sur.
El eje viario que conecta Cataluña con Europa (AP-7) y más recientemente la potente traza del tren de alta velocidad, han roto la continuidad entre el municipio y estos dos sistemas forestales, aislando fragmentos del mosaico.
Las dos parcelas asignadas por el ayuntamiento en el noroeste de la villa, anuncian el final de la trama urbana coincidiendo con uno de los dos conectores naturales que han resistido parcialmente al paso de “el alta velocidad”.
El museo del bosque tendrá que permitir establecer transiciones, proyectando el límite entre programas y escalas diferentes; estableciendo puentes de diálogo e intentando minimizar el conflicto entre el suelo urbanizado y la pervivencia de los sistemas naturales…, siempre pensante en un mosaico complejo y diverso entre las acciones naturales y las antrópicas.
La topografía del actual solar/emplazamiento se verá afectada de una manera importante por la aplicación directo del planeamiento vigente; un importante terraplenado aparecerá al encajar las diferentes rasantes del nuevo viario principal. El proyecto se fija en este hecho, transformando el aparente problema en uno de los motivos de la propuesta.
Un grande vaciado de tierras en medio de la parcela permite generar el espacio donde los programas del museo podrán disfrutar de las diferentes orientaciones solares.
Estas mismas tierras serán utilizadas para satisfacer la demanda de las nuevas topografías antes mencionadas, generando nuevos límites y amortiguando las relaciones con la carretera *BV-5115 y el AVE.
El objeto del museo es el bosque, es decir, el árbol y sus variaciones (alineaciones, retículas, agrupaciones), y este se situará alrededor de un grande vaciado, gestionando límites y atendiendo a las situaciones que cada orientación demanda en cada momento del año.
Por lo tanto, el espacio introspectivo del bosque habilita el tráfico en el límite hacia el nuevo horizonte: introduciéndonos las diferentes atmósferas en los cambios de escala y de dimensión que el nuevo programa de museo hará presentes.
Interpretando y reconociendo que los caracteres genuinos y estructuradores del lugar se materializan en una serie de espacios de mediación y de diálogo donde podremos establecer como usuarios la relación entre arquitectura y natura, … planteando las preguntas en los espacios intermedios, en las transiciones, en las fronteras, en el límite entre las partes como puente o enlace para establecer continuidades y no estancamientos…para abrir significativa y conceptualmente la realidad devenida en cada momento.
Hablamos de un lugar que siempre ha sido trabajado de una manera intensiva, donde una sedimentación de las diferentes formas de explotación del suelo, de los diferentes asentamientos humanos y de las estructuras de relación acaba caracterizando, en muy poco tiempo, este paisaje de acumulación y, no obstante, dinámico a causa del contacto entre fragmentos.
Se entiende el proyecto como paisaje, y se entiende el paisaje desde la mirada humana…no solo por extenso, sino también por intenso e interno, precisamente por su condición vital, de vida. Proyecto que nace desde las preguntas y que se formaliza desde el proceso, como descubrimiento, desde las emociones estructuradas y concatenadas a partir de los sentidos, para diluirse posteriormente en la experiencia como paisaje de la memoria.
El claro en el bosque…
… como vaciado donde se identifican el lugar y su perceptor…,
… como demanda que propone con baja entropía, un apoyo material y espiritual al visitante…,
… y como espera que evoca a la continua renovación del universo.
*Concurso: segundo premio
reconocimientos
obra premiada:
2011 – Concurso de ideas: Museu del Bosc a Sant Celoni. (Fase única con lema: 43 participantes). 2do Premio